Desde hace unos años, España aparece como un paraíso de ficción a nivel internacional. Series como La Casa de Papel o Élite nos han puesto en el mapa, pero nosotros hemos sabido siempre que aquí se cuentan buenas historias. Lo sabemos desde que Concha Cuetos se puso tras el mostrador en Farmacia de guardia, la primera gran serie de la ficción de nuestro país y la que daría lugar a un 'boom' que más tarde protagonizarían Médico de familia, Los Serrano o 7 vidas.
Antes de la llegada del 'streaming', la parrilla televisiva estaba dominada por un puñado de cadenas que decidían lo que se veía en los hogares españoles. Da igual qué gustos tuvieras, si viviste en España durante los 90 o primeros 2000 seguro que has visto al menos un episodio de Compañeros o Al salir de clase. O quizás recuerdes cenar en familia viendo las noticias de la noche y después ver lo que les pasba a los Alcántara junto a tus padres y hermanos.
Cada uno de nosotros recuerda con cariño una serie u otra y para la redacción de SensaCine éstas han sido las series que les han marcado. Hay de todo tipo, desde la entrañable y breve Celia que reponían todos los veranos hasta míticas como Manos a la obra, que llegó a continuar con la fallida Manolo y Benito Corporeision. ¡Qué recuerdos frente a la pequeña pantalla!
'Menudo es mi padre' (1996-1997)
Sara Heredia
Reconozco con cierta vergüenza que nunca he sido muy de ficción española. Al menos, cuando era niña y adolescente. No había muchas series nacionales que me enganchasen en televisión y dedicaba mis horas de ocio a los dibujos animados. Sin embargo, hubo una que seguí fielmente de manera diaria: Menudo es mi padre. Yo misma me sorprendo al recordar cómo este drama de El Fary llegó a gustarme tanto.
La serie sigue a Juan Carrasco, el típico taxista de barrio con una vida familiar tranquila. El detonante de la serie es la llegada de Vicky, una joven rubia y alta -igualita que el protagonista- que resulta ser hija suya, fruto de una aventura en Benidorm. Aunque es imposible que la actriz Sandra Wahlbeck aparentase ser hija de El Fary, el resto de la serie estaba plagada de costumbrismo y temas de la época.
Hablaron de los problemas más candentes de mediados de los 90, desde la drogadicción hasta el racismo o la homosexualidad. En ese momento yo estudiaba en primaria, así que poco entendía de denuncia social, pero quizás me gustaba por lo cotidiana que era y lo familiar que me resultaba el entorno. Quizás esperaba ver mi bloque de pisos en escena. Quién sabe. Lo único cierto es que Menudo es mi padre fue una de las series que marcaron la ficción española y yo, personalmente, sigo recordando la muerte de Kiti Manver con mucha pena.
Se puede ver en: Atresplayer
'Ana y los siete' (2002-2005)
María Garzón
Apenas tenía 8 años cuando Ana y los 7 llegaba a los televisores de los españoles para convertirse en un gran éxito. Eso sí, en el salón de mi casa nunca se vio. Mi padre nunca ha sido de dejarnos elegir qué ver y C.S.I. -o alguno de sus derivados- siempre estaba puesta en la televisión del salón. Pero mi hermana, siete años mayor, y yo teníamos un plan infalible: cenar rápido para poder ver todas las series que queríamos en nuestra habitación. Era la época dorada de las series españolas con Los Serrano, Física o química, Hospital Central, El Comisario, Mis adorables vecinos o incluso Al salir de clase. ¿Cómo íbamos a perdernos algún capítulo?
De todo ese ‘boom’ de ficciones españolas en la primera década de los 2000 había una que me marcó más que el resto. Ana y los 7 era mi favorita y veía a Ana Obregón como “lo más”. Sí, una stripper niñera le parecía insuperable a mi yo de 8 años. No solo su protagonista era lo que hacía diferente a esta serie, la forma de ser de los siete hijos de Fernando Hidalgo (Roberto Álvarez) era un reflejo de cada niño español que había en casa. La responsabilidad de Carolina (Claudia Molina), el descontrol universitario de Nando (Aarón Guerrero), las ganas de ser mayor de Amalia (Noelia Ortega), la pasión por el fútbol de Celia (Nerea García), las trastadas de los gemelos (Alejandro y Guillermo Gallego) y la dulzura de Lucía (Ruth Rodríguez). ¿Quién no se iba a dejar embaucar por estos siete chicos? Pues muy pocos, ya que casi seis millones de espectadores estuvimos durante cinco temporadas, entre 2002 y 2005, viviendo las aventuras de los Hidalgo.
De hecho, hace cinco años volví a ver toda la serie en RTVE Play y, aunque parezca mentira, Ana y los 7 me volvió a cautivar. Sé que no tiene la mejor producción, y mucho menos destaca por la trama, pero es una serie que engancha. Por cierto, este año se cumplen 20 años de la emisión de su primera temporada. ¿Y si la vuelvo a revisionar?
Se puede ver en: Pluto TV y RTVE Play
'Compañeros' (1998-2002)
Andrea Zamora
Mi día favorito de la semana cuando era pequeña era en el que emitían Compañeros en la tele. Ir al colegio Azcona, ser testigo de las dramas de sus protagonistas, ver cómo evolucionaba la relación de Valle (Eva Santolaria) y Quimi (Antonio Hortelano), los trucos de magia de Luismi (Manuel Feijóo), el mal carácter -pero divertido- del profesor de Historia y Filosofía Félix (Miguel Rellán) y las aventurillas de los más pequeños Lolo (Daniel Retuerta) y Desiré (Clara Lago) eran mi momento preferido de la noche… Después de tantos años, y estoy segura de que hay miles como yo ahí fuera, solo con decir el título de la serie mi cabeza tararea su mítica canción aunque intente evitarlo.
Compañeros formó parte de la parrilla de Antena 3 desde 1998 hasta 2002 y sigue a los estudiantes y profesores del colegio Azcona. Había de todo: drogas, embarazos, romances, dramas, problemas familiares… Fue la Euphoria -sin llegar a los extremos de la ficción de HBO Max con Zendaya como protagonista- de los que nacimos en los años 90 y marcó un antes y un después en la ficción española en cuanto a temática juvenil.
Cuando Compañeros llegó a su fin, algo inevitable después de que sus protagonistas terminasen su paso por el colegio Azcona, se intentó mantener el éxito de la ficción introduciendo a una nueva generación. Solo duraron 26 episodios. Tampoco nos podemos olvidar de la película No te fallaré, en la que los protagonistas originales volvían a encontrarse después de mucho tiempo. El filme era todo drama: César se quedaba tetrapléjico, Valle se ganaba la vida como gogó y salía con un timador… La verdad, hubiese preferido quedarme sin saber los destinos de los protagonistas tras su paso por el Azcona.
Se puede ver en: Prime Video y Atresplayer
'Luna, el misterio de Calenda' (2012-12013)
Lourdes De Paredes Rincón
Allá por 2012 se estrenó en Antena3 Luna, el misterio de Calenda. Una serie que se extendió hasta el verano y que renovó por una segunda temporada emitida en 2013. La ficción prometía buenas dosis de misterio tras un asesinato que pone patas arriba la vida de una famila recién asentada en Calenda, un pequeño pueblo, a priori, apacible y tranquilo, pero ya se sabe que en muchas ocasiones nada es lo que parece.
Leyendas, intrigas personales, y hasta hombres lobo conforman el argumento de las dos temporadas que actualmente están disponibles en Atresplayer. No es un clásico español como Los Serrano o Aquí no hay quién viva, pero sí una serie que supo terminar a tiempo dejando entretenimiento y una trama bien hilada con un elenco encabezado por Belén Rueda, Daniel Grao y Álvaro Cervantes.
Una serie que siempre es un acierto rescatar para los amantes del terror y los fenómenos paranormales. De esas que enganchan desde el primer episodio hasta el último, con giros de guion inesperados y gratificantes para el espectador.
Se puede ver en: Movstar+ y Atresplayer
'Manos a la obra' (1998-2001)
Tomás Andrés
Pasadas las Navidades de 1998 llegaría a Antena 3 una de las comedias que se convertirían, con el tiempo, en uno de los buques insignia de la cadena privada: Manos a la obra. La ficción, creada por el legendario Vicente Escrivá (Lleno por favor, ¿Quién da la vez?), contaba con el protagonismo de uno de los cómicos más emergentes de finales de los 90, gracias a su participación en el ‘late night’ Esta noche cruzamos el Mississipi: Carlos Iglesias. El actor encarnaría a uno de esos personajes que marcan una carrera y de cuya sombra es complicado desprenderse: Benito Lopera. Para darle la réplica se escogió a una cara conocida del cine español, curtido en cientos de papeles secundarios: Ángel de Andrés López.
Aunque Escrivá falleció al poco tiempo de tener la ficción en Antena, fue su hijo el que siguió a los mandos de la producción a lo largo de sus seis temporadas. La serie narraba la historia de dos albañiles, una suerte de Pepe Gotera y Otilio cañís, que causaban el desastre allá por donde pasaba. El germen de que nunca les saliese nada bien era la dejadez y vaguería de Benito, que buscaba cualquier excusa para librarse del trabajo. Un personaje que a día de hoy sería carne de la censura debido a su comportamiento, que por aquel entonces ya generaba risas como rechazo en muchas ocasiones. Pero sus frases, forma de expresarse y gestos -que muchos imitaron hasta la saciedad- ya son historia de la televisión. También inolvidables eran los secundarios de Manos a la obra: Tato (Jorge Calvo), Tino (Fernando Cayo) o Tania (Kim Manning).
Manos a la obra consiguió que muchos jóvenes de aquella generación permaneciesen pegados al televisor todos los jueves a las 22h para ver las desventuras de aquellos entrañables ‘ñapas’. Una serie de factura barata, pero que conquistó el corazón de millones de espectadores. La pluma de Escrivá, además, no dejaba de lado un retrato ácido y lleno de mala baba de los personajes de la España de la época. Fue una pena que su secuela, Manolo y Benito Corporeision, no estuviese a la altura de su predecesora y fuese cancelada tras su primera temporada de emisión.
Se puede ver en: Atresplayer
'Celia' (1993)
Alicia P. Ferreirós
Elegir en 2022 qué serie española te ha marcado cuando has nacido en los 80 y crecido en los 90 supone una tarea complicada. ¿Qué elegir, si ver la serie de turno a la hora de cenar ha sido una cita familiar diaria durante casi dos décadas? Al final, tras darle unas cuantas vueltas a si rendirle un homenaje a Verónica Forqué apostando por la divertidísima Pepa y Pepe, elegir directamente El Internado porque me tuvo tan enganchada como tantas series de las que vemos ahora, o aprovechar para destacar alguna que en su día no obtuvo su merecido prestigio como Mujeres o Los simuladores, me he decantado por Celia, una serie emitida durante una única temporada en La 1 en 1992 que fue más que suficiente para llegarme directamente a la patata.
Adaptación de la serie de libros infantiles clásicos de Elena Fortún, Celia, como su propio nombre indica, estaba protagonizada por Celia, una niña de 7 años cuya familia pertenecía a la alta burguesía madrileña de los años 30 y que rebosaba imaginación y ganas de vivir aventuras. La encargada de darle vida fue una joven intérprete llamada Cristina Mínguez, que posteriormente tan solo haría algún que otro trabajo hasta apartarse por completo del mundo de la interpretación, pero que siempre será la cara de un personaje que ya había marcado la vida de muchas niñas muchas décadas antes de protagonizar su propia serie.
Cuando yo veía Celia no me daba cuenta de la mitad de las cosas que sería capaz de ver ahora, como los conflictos de la época con la Guerra Civil en un horizonte no tan lejano o la brecha entre las clases sociales. Sin embargo, como tantos niños, disfruté de las travesuras de Celia que traían por el camino de la amargura, soñé con acompañarla y me aprendí de memoria la canción de su cabecera. A pesar de su éxito, Celia emitió solo una primera temporada de seis episodios antes de ser cancelada por problemas económicos en TVE. Afortunadamente, yo podía verla en bucle porque mi abuelo me la había regalado en VHS.
Se puede ver en: RTVE Play y FlixOlé
'Al salir de clase' (1997-2002)
Lorena Vialás
Quizá suene un poco a abuela cebolleta, pero en 1997 la oferta televisiva para adolescentes y jóvenes no era para tirar cohetes. Como les digo a mis peques, ¡lo que hubiera gozado yo si hubiera tenido acceso a las decenas de series que ofrecen ahora las plataformas de ‘streaming’! Bueno que me voy por las ramas. De mis años de instituto recuerdo varias series con cariño: Las gemelas de Sweet Valley, Cinco en familia, California Dreams, Dawson Crece y, por supuesto, Al salir de clase. Como me ocurre a día de hoy, siempre he sido más fan de las ficciones extranjeras, pero he de reconocer que cuando una española me engancha, lo hace de verdad.
Al salir de clase llegaba a la parrilla de Telecinco en 1997. La cadena había encargado una serie que tuviera ingredientes similares a títulos del otro lado del charco, como Sensación de vivir o Salvados de la campana. Una ficción dirigida al público más joven donde se reflejaran situaciones y problemas con los que se sintiera reflejado. Al salir de clase seguía a un grupo de estudiantes del instituto Siete Robles, que día a día vivían nuevas experiencias amorosas, hacían frente a conflictos familiares, y eran protagonistas de situaciones tan alocadas, que ahora, visto con mis gafas de treintañera, suenan aún menos creíbles.
Pese a ello, a los fans de aquella época nos encantaba la idea de saber que al salir de clase, teníamos una cita diaria con Íñigo, Silvia, Turbo, Jero, Miriam, Raquel y el resto de personajes que pasaron por la ficción a lo largo de los 1.198 episodios que se emitieron durante los seis años que se mantuvo en antena. Unos personajes a los que dieron vida rostros tan conocidos Hugo Silva, Elsa Pataky, Pilar López de Ayala, Carlos Sobera, Raquel Meroño, Sergio Peris-Mencheta, Alejo Sauras, Félix Gómez y Leticia Dolera, entre otros. Al salir de clase fue, sin duda, la serie que nos marcó a aquellos que entre finales de los 90 y comienzos de los 2000 iniciamos nuestra etapa hacia la edad adulta. ¡Qué recuerdos!
Se puede ver en: Mitele
'Un Paso Adelante' (2002-2005)
Custodio Guerrero
Un paso adelante comenzó en 2002 y tenía un variopinto reparto que destacaba principalmente por saber bailar. Llegó a tener cinco temporadas y no me marcó expresamente por sus tramas o sus personajes, si no por su final. Es, creo, la única serie española que marcó mi adolescencia por su final, el mismo que recuerdo como si fuese ayer. El Internado o Física o Química no llegué nunca a terminarlas (los nazis en el Internado eran para mí demasiado), pero curiosamente Un paso adelante sí.
Pero es que también nos dio UPA Dance, la banda de música formada por Mónica Cruz, Beatriz Luengo, Pablo Puyol, Miguel Ángel Muñoz y Silvia Marty. Seguro que más de uno ha bailado 'Sámbame' y sigue haciéndolo si lo ponen en las discotecas o si la toca una orquesta en unas fiestas de un pueblo. Pero de ahí también nació Junior y su 'Échate pa ya', uno de los bailarines que no tenía ninguna trama y que aparecía en las clases de baile y poco más. Pero eso no le paró los pies para sacar un disco y hacerse viral por aquellos tiempos.
No solo me ha marcado Un paso adelante a mí, si no a toda una generación. Por esta razón, Atresmedia Premium ha querido revivir la serie con UPA Next, una serie drama secuela de la original y ambientada de nuevo en la aclamada academia Carmen Arranz donde se mezclarán historias de nuevos alumnos y la de los antiguos, y algún que otro profesor.
Se puede ver en: Netflix, Atresplayer y Prime Video
'Verano Azul' (1981-1982)
Beatriz Lucas
Recuerdo dos rituales audiovisuales de cada verano de mi infancia. Uno era cuando venían mis primos de Segovia y el tío Emi nos llevaba a ver la última película de Parchís, y otro eran las citas imprescindibles de cada verano con las reposiciones de Verano azul, - TVE la ha respuesto 14 veces-. Y algo tenía la serie que nos enganchaba y paralizó el país con el súper drama del último capítulo, que sorprendentemente me hacía llorar año tras año y fue el primer gran spoiler de la televisión cuando Supertele publicó el final en portada.
La serie, de 1981, creada por Antonio Mercero, contaba las aventuras y desventuras de una pandilla de chavales de veraneo en un pueblo de costa -Nerja (Málaga)- fascinados por dos almas libres adultas: el ex pescador Chanquete (Antonio Ferrandis), y la pintora Julia (María Garralón). El otro día me dio una gran alegría ver que HBO Max acababa de incluirla en su catálogo -aunque sigue disponible en RTVE Play desde sus orígenes-, porque me encantaría compartir con mis hijos el retrato que hacía de aquella época del veraneo de pueblo.
Un retrato del desarrollismo de principios de los ochenta, de esa época en la que en las casas en las que se repetía la misma vajilla blanca o verde de Duralex, o la misma mesa del salón, porque no había Ikea que valiese y el surtido era escaso, de las digestiones de dos horas al borde de la piscina, de tardes eternas con bici y sin internet, y de las desventuras del crecer y el paso a la adolescencia. Porque en el fondo muchas de las cosas que les pasaban a Bea, Desi, Javi, Quique, 'Piraña', Tito y Pancho, son las mismas que les pasan a los chavales de hoy, más naïve, desde luego, pero ahí estaba la primera regla, el primer amor, la muerte, la conciencia de clase, el bullying, los padres autoritarios, el divorcio, los hogares desestructurados, la homosexualidad, incluso, los primeros vicios.
Han pasado 40 años desde que se emitió por primera vez y la serie de 19 capítulos de 50 minutos fue una auténtica revolución -incluso nos ofreció el primer 'spoiler' de la historia de la tele, cuando publicaron el final-, porque hablaba de cosas de las que nunca había hablado la ficción en España, porque retrataba modos de vida que reconocíamos e incluso nos escandalizaban y nos acercaba a ellos con simpatía. Aunque también tenía sus momentos de humor y apología de esa España machista sin el más mínimo espíritu crítico.
Pero Verano Azul marcó a una generación. Quizá por eso me resulta imposible no silbar la sintonía de los créditos cuando paseo por el campo con mi bici. Ta ra ra ta tara tarara tara taraaaaaa; tara tatarara tataratarataraaaaa.
Se puede ver en: RTVE Play, Flix Olé y HBO Max
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