El director Rob Marshall, después de su buena experiencia gracias a Chicago (2002), intentó seguir explorando el género musical a través de la adaptación de este libreto que había sido un éxito en el circuito de Broadway, y que intentaba erigirse como un homenaje al universo del director Federico Fellini a partir de su obra cumbre Ocho y medio (1963), en la que el maestro italiano utilizaba estancamiento creativo para sumergirse en su subconsciente y aflorar todo su universo personal. En Nine, un alterego de Fellini (que en su momento hubiera sido Marcelo Mastroianni y que aquí encarna como puede Daniel Day-Lewis), intenta convocar a su musas para salir de su crisis como artista y retomar el vuelo como creador. Sin embargo, el director ofrece al espectador muy poco a lo que agarrarse: la historia resulta muy desestructurada, los números musicales, en su afán por parecer deslumbrantes,
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