Havana Segrand, una estrella de cine obsesionada con el recuerdo de su madre, se queja una y otra vez de los olores. “Hueles, ve a casa y báñate”, le dice a su asistenta. “Tuve que andar y llegué oliendo”, comenta por teléfono. El Hollywood que retrata David Cronenberg en Maps to the Stars es un lugar inoloro pero podrido. Los personajes que lo habitan no sudan, deben ser como los espacios, aparentemente limpios e impecables pero terriblemente oscuros y hostiles.
En los últimos tiempos, Cronenberg se ha volcado a filmar la palabra. Desde Un método peligroso, el director canadiense se fija eminentemente en el rostro y afirma, sin pudor alguno, que para él el cine es un busto hablando. Un método peligroso y Cosmópolis se construyen sobre la profundidad de campo: los personajes conviven en el mismo plano. Sin embargo, en Maps to the Stars, las figuras ya no pueden relacionarse en el mismo c
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