La película se pierde en sí misma. La presentación visual es buena, luce estupendamente con un montón de exteriores y escenarios abiertos, imágenes espectaculares de batallas y un buen vestuario. Por desgracia, es todo lo que puede aportar.
A pesar de su larga duración (3 horas y media), se siente como una serie de acontecimientos inconexos, transiciones poco entendibles que dan sensación de incoherencia. Se hace difícil para el espectador llegar a entender qué está ocurriendo en Europa y en Francia en ese momento. Tampoco se llega a entender a Napoleón, no se muestra el origen de su ambición, es más, se presenta como un personaje casi apático, en algunos momentos mediocre, le falta complejidad al personaje. En algunos momentos roza lo cómico o lo patético, no está claro.
En la parte positiva, el romance entre Napoleón y Josefina sí que despliega parte de complejidad, de obsesión, de querer y no poder, un juego entre ambos entre lo tóxico y lo romántico, y aún así, falta algo de química y conexión para hacerlo totalmente creíble.
En mi opinión, Napoleón de Ridley Scott es un intento fallido de hacer una gran película. Acaba resultando pretenciosa, pretende algo que no es capaz de cumplir ni de entregar al espectador. Falta cohesión, falta emoción y desaprovecha grandes oportunidades históricas para mostrar el genio militar, la ambición, el carisma y la locura de este personaje.