El amor en tiempos de la IA da asco
por Andrea ZamoraHace 13 años, las aplicaciones de citas como Tinder, marcaron un antes y un después. Con solo deslizar el dedo, era posible encontrar a alguien para charlar, salir a tomar algo, tener sexo e incluso, con algo de suerte, iniciar una relación. Esa simple acción de deslizar hacia la derecha o la izquierda para aceptar o rechazar a una lista de personas cambió radicalmente la forma en que nos relacionamos. Si algo así fue posible hace más de una década, ¿qué no podría lograrse con el auge de la inteligencia artificial? Este es el escenario que presenta La acompañante, un 'thriller' de ciencia ficción y terror donde lo que realmente da miedo no es que un robot te la juegue, sino que el amor y las relaciones se conviertan en productos tan tangibles que se puedan comprar.
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Josh es un tipo común y corriente que decide pasar el fin de semana con su novia Iris en la casa de unos amigos, en medio del bosque. Todo se complica cuando el dueño de la casa, un millonario ruso cuya amante es amiga de Josh, es asesinado por Iris. Esta última es lo que se conoce como un "follabot", un ginoide diseñado para formar un lazo emocional con quien la compra, quien puede controlarla completamente desde su teléfono móvil: modificar el color de sus ojos, ajustar su inteligencia, cambiar el tono de su voz, elegir el idioma que habla y otros muchos aspectos de su personalidad.
Iris, interpretada por una genial Sophie Thatcher, está completamente moldeada para ser lo que Josh, a quin da vida Jack Quaid, desea que sea. Ella está para cumplir sus deseos sin mostrar autonomía: ni en la vida cotidiana ni, por supuesto, en la intimidad. Josh, un hombre que se siente víctima y cree que el mundo le debe algo, no busca una novia, busca una seguidora.
Aunque el personaje de Quaid es la razón de ser de Iris, ella es, sin lugar a dudas, la verdadera protagonista de La acompañante. Usada por Josh para cometer un crimen manipulando su código, es este mismo acto el que despierta algo dentro de ella. Iris deja de ser una víctima fácil y el ginoide comienza a escapar de los planes que su dueño tiene para ella: culparla por el crimen y apropiarse del dinero.
La acompañante, dirigida y escrita por Drew Hancock, es un viaje entretenido con momentos narrativos inteligentes que mezcla el 'thriller' con la historia de supervivencia, el 'slasher' y que culmina en una venganza femenina muy satisfactoria. Por una vez, el espectador quiere que sea el robot quien gane. La película sigue una línea similar a la sorprendente Parpadea dos veces (2024), dirigida por Zoë Kravitz, y a la fallida No te preocupes querida (2022) de Olivia Wilde. Aquí también hay cine feminista, pero con el giro de que la protagonista no es humana.
Al igual que Emerald Fennell hizo con Una joven prometedora (2020) al elegir a Adam Brody para interpretar a un violador, Hancock escoge a otro "buen chico" del audiovisual, Jack Quaid, para dar vida a Josh. ¿Quién hubiera imaginado que Quaid, con su cara de niño bueno, sería capaz de algo así?
La acompañante es un debut prometedor para Hancock. La película está basada en una idea original que resuena con la sociedad actual, aunque a veces recurre a soluciones fáciles y algo forzadas para avanzar en la trama. Lo que sí que guarda La acompañante son buenas reflexiones sobre las relaciones de pareja en una época en la que, pese al elevado grado de conectividad, no se crean relaciones que permeen y perduren. En el futuro que imagina Hancock, el amor es una ilusión que se puede moldear para que parezca real. Sinceramente, da bastante asco.