
Hace una semana MasterChef volvió a encender sus fogones para su decimo tercera edición de anónimos. Aunque anunciaron que volvería con un importante cambio, el 'talent' culinario de La 1 volvió a poner de manifiesto su gran problema: el horario de inicio y final. A pesar de ello, los nuevos aspirantes están dispuestos a darlo todo para que el espectador disfrute en el salón de su casa. Algo que llevan haciendo durante más de 12 años Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz. Y eso que a uno de ellos no termina de convencerle el formato.
Pepe Rodríguez ha confesado a Mara Torres en El Faro de Cadena Ser que se metió en MasterChef por necesidad, ya que no le gustaba nada la televisión. "Si hubiese estado en otro momento físico, psíquico y económico, pues a lo mejor no lo habría cogido, pero en ese momento fue una tabla de salvación. Me pagaban más de lo que estaba ganando en el restaurante, es tan tonto y sencillo como eso", confiesa el conocido cocinero.
El querido juez de MasterChef, que lleva más de 30 temporadas a sus espaldas, también ha señalado que no ve los primeros programas porque le da "vergüenza". "Los voy a poner y al final voy a decir '¡Qué pinto yo aquí!'. Y es una cosa que todavía la pienso, que esto no está hecho para mí", afirma. Y es que, a pesar de trabajar en un exitoso formato, a Pepe Rodríguez no le gusta "la tele".
El cocinero reconoce que podría "hacer muchas más cosas en la tele", pero que le tendrían que llamar. Es decir, no sería algo que él buscase en caso de que RTVE no renovara el 'talent' culinario por más ediciones. "Pero si mañana se acaba MasterChef, yo estoy en mi casa feliz, que es donde estoy todos los días cocinando. Ahora, me llama no sé quién y me dice 'oye, que tengo aquí para ti'... pues a lo mejor me lo pienso y hasta voy. Pero me tendrían que llamar la atención", señala.
A pesar de todo ello, Pepe Rodríguez reconoce estar "feliz de la vida" como juez del programa. "Ya le he cogido el gusto. Voy a MasterChef feliz de la vida. Lo domino, estoy encantado, estoy como en el salón de mi casa, digo lo que quiero, hago lo que quiero, cuento lo que quiero. Me río, me divierto. Hasta que he entendido lo que era la televisión, que tampoco lo sabía. Pero, en esa deformación de cocinero, sigue sin gustarme MasterChef, pero entiendo que haya millones de personas que les pueda gustar", destaca.
El formato es lo que no le gusta a Pepe Rodríguez, ya que él "haría un programa de cocina que no lo vería nadie". "Eso que me gusta a mí le gusta a 1.200 cocineros y 1.200 aficionados a la cocina. Al resto, no. Y es que para hacer televisión tienes que hacer entretenimiento, y eso es una cosa que me ha costado entender y que he acabado por darme cuenta con el tiempo", sentencia el cocinero.