Este viernes 10 de marzo llega a los cines de todo el mundo Scream VI, secuela de una de las cintas más populares de terror de los años 90: Scream. Vigila quién llama. Un largometraje que revitalizó el subgénero del ‘slasher’, popularizado décadas atrás por títulos como La noche de Halloween o Viernes 13. A pesar de que la franquicia parecía muerta tras el fiasco que supuso Scream 4 -y el posterior fallecimiento de su creador (Wes Craven)- Paramount Pictures apostó por revitalizar la saga en 2022 de la mano de los directores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett (responsables de la divertidísima y muy sangrienta Noche de bodas), también conocidos por el pseudónimo de Radio Silence. Y la jugada le salió redonda, ya que el largometraje fue todo un éxito de crítica y público.
Ahora, poco más de un año después, nos llega Scream VI que se puede considerar la secuela del ‘reboot’, ya que el filme se centra por completo en los papeles que parecían recoger el testigo de Sidney Prescott (Neve Campbell), Dewey Riley (David Arquette) y Gale Weathers (Courteney Cox). De hecho esta última es la única en aparecer en esta nueva entrega, ante la renuncia de Campbell de volver a la franquicia. Sin embargo las jóvenes Melissa Barrera (que interpreta a Sam Carpenter) y Jenna Ortega (en la piel de su hermana Tara) son dos más que dignas sucesoras de aquellos personajes que conquistaron a los fans del terror, allá por el año 1996. En el filme también tenemos de vuelta a algunos de los protagonistas de la quinta entrega como Mindy Meeks-Martin (Jasmin Savoy Brown) o su hermano Chad (Mason Gooding). Además, los directores se guardan una sorpresa y es la aparición de Kirby Reed (Hayden Panettiere), la que formara parte del elenco de Scream 4 y convertida ahora en una agente del FBI.
Philippe Bossé
Tras el último ataque del enésimo asesino oculto tras la máscara Ghostface asomó su a los jóvenes de Woodsboro, esta nueva generación de supervivientes está haciendo todo lo posible por seguir adelante. De hecho, el autodenominado "núcleo de los cuatro" -Sam Carpenter, su hermana Tara y los gemelos Meeks Mindy y Chad (Mason Gooding)- se han trasladado a Nueva York para ir a la universidad y vivir sus vidas. No es fácil, por supuesto, especialmente para Sam, que lucha con el incipiente instinto asesino de su padre y su sobreprotección hacia Tara, que está desesperada por no dejar que los sucesos de la última matanza definan su vida. Pero resulta que la sombra de otro nuevo y sanguinario criminal se cierne sobre ellos, aún estando en la Gran Manzana. Ahora, las reglas - como argumenta Mindy en un momento del metraje- son diferentes esta vez: ya no están en una ‘secuela-reboot’ sino en una franquicia. Así que, a medida que los cadáveres se amontonan en vagones de metro u oscuros callejones, este grupo de amigos empieza a darse cuenta de que alejarse de su pueblo natal no les mantendrá a salvo.
"No me di cuenta de que en realidad se me veía muy rara": Courteney Cox se arrepintió de sus retoques estéticos, pero ahora abraza su bellezaLa perspectiva de un nuevo Scream sin Wes Craven era arriesgada cuando la quinta entrega, titulada simplemente Scream en un guiño a la nomenclatura de la mayoría de las "renovaciones de la franquicia" (o ‘reboots’). Sin embargo, el resultado fue bastante decente: el nuevo reparto era eficaz, y capturó la sensación paródica hacia la historia de Kevin Williamson y del subgénero ‘slasher’ con todos sus tropos. Sin embargo, los guionistas James Vanderbilt y Guy Busick al tratar de burlarse de la naturaleza de este tipo de productos, se perdieron en una marea de referencias y se olvidaron de dar miedo de verdad. Sin embargo, Scream VI es una continuación terrorífica y profundamente divertida que lleva la saga en una nueva dirección, sin olvidar su legado.
Philippe Bossé
Básicamente, Scream VI es una secuela espiritual de Scream 2 (además de ser la mejor de la franquicia desde aquella), con su ambientación universitaria, un nuevo grupo de intereses amorosos, compañeros de piso y policías muy involucrados en el caso. Fundamentalmente, los toques de esta nueva entrega con la metaficción no son tan recurrentes en esta ocasión, lo que libera a los escritores Vanderbilt y Busick para darnos un poco de tiempo de calidad con personajes nuevos y viejos, y es más fácil disfrutar del resultado: una película muy consciente de su naturaleza, con momentos de terror puro (hay una larga escena dentro del piso de estudiantes de los protagonistas que pone los pelos de punta) y que no renuncia en ningún momento a la diversión y la autoparodia. El escenario neoyorquino ofrece a Ghostface un montón de nuevas oportunidades para apuñalar a víctimas desprevenidas en escenarios novedosos, y ello hace que el filme sea una de las partes más gore y violentas de toda la saga, con momentos realmente sangrientos (por lo que los fans quedarán gratamente satisfechos en este aspecto). Tiene buen ritmo, los asesinatos son ingeniosos y los ‘gags’ funcionan. Los directores Bettinelli-Olpin y Gillett han conseguido mantener el tono de misterio de la época de Craven, y eso es una una grata noticia.
