Con la llegada de Scream VI a las salas de cine este viernes 10 de marzo es imposible no sentir un poco de nostalgia al pensar que, hace 27 años, se estrenaba la película que lo comenzaría todo: Scream. Vigila quién llama, un 'slasher' dirigido por Wes Craven que es sello indiscutible de los años 90 y que, al margen de generaciones, ha conseguido ser una de esas franquicias que forman parte de la cultura popular.
Aunque está siendo objeto de elogios por su capacidad para reinventarse y seguir viva casi treinta años después, lo cierto es que Scream VI afronta una etapa muy muy diferente a la de los primeros años de la saga de terror, que sin duda fueron los mejores. A pesar de la habitual apertura a cameos por parte de los diferentes miembros del equipo a lo largo de tantos años de secuela, en la nueva secuela solo disfrutamos de la presencia de uno de los personajes habituales: Gale Weathers, de nuevo encarnado por la veterana Courteney Cox.
En Scream VI no hay ni rastro de Sidney Prescott (Neve Campbell), Dewey Riley (David Arquette) o Cotton Weary (Liev Schreiber), por nombrar algunos de los rostros más populares y habituales de la franquicia, pero hay muchas otras caras inolvidables que se dejaron ver por las primeras películas. De la primera entrega, de hecho, es imposible no recordar a Billy (Skeet Ulrich), a Stuart (Mathhew Lillard) o la primera víctima, Casey, interpretada por Drew Barrymore, pero en Scream. Vigila quién llama también aparecía Rose McGowan, quien posteriormente se haría enormemente famosa por Embrujadas, en el papel de Tatum, la mejor amiga de la protagonista.
El paso de Rose McGowan por Scream no es su papel más conocido, pero sí uno de los que comenzaron a empujar su carrera cuando comenzaba a dar sus primeros pasos en el mundo de la interpretación en los 90. McGowan tenía 23 años cuando apareció como una de las jóvenes protagonista de la famosa película de terror de Wes Craven y venía de haber protagonizado Maldita generación (1995) de Gregg Araki. Entonces la actriz ya tenía claro a qué quería dedicarse y la segunda mitad de la década de los 90 continuaría ofreciéndole oportunidades que supo aprovechar como Phantoms (1998), Caramelo asesino (1999) o Strange Hearts (2002). En aquella época también adquiría una gran notoriedad su relación sentimental con el rockero Marilyn Manson.
Y entonces llegó Embrujadas. Rose McGowan no estuvo entre las primeras actrices elegidas para dar vida a las famosas hermanas Halliwell, pero en el 2001 se convirtió en la elegida para llenar la ausencia de Shannen Doherty, quien se había marchado no sin poca polémica de la serie. En la popular serie, McGowan encarnaba a Paige, un personaje que rápidamente se metió a la ausencia en el bolsillo y que fue aceptada como una más, convirtiéndose, de hecho, en una de las grandes favoritas. Durante su experiencia en Embrujadas hasta el el final de la serie en 2006 y en los años siguientes, McGowan siguió trabajando en otros proyectos, algunos junto a grandes cineastas como La dalia negra de Brian De Palma o Death Proof de Robert Rodriguez. McGowan también fue parte esencial del remake de Conan, el Bárbaro protagonizada por Jason Momoa en 2011.
Sin embargo, tras el final de Embrujadas, nunca volvió a despuntar. Durante años participó en películas y cortos independientes y de forma paulatina comenzó a alejarse de la interpretación hasta 2017, su último crédito en una película. No obstante, ha permanecido activa en la industria a través de su participación y producción de títulos dedicados a la lucha contra los abusos sexuales.
De hecho, Rose McGowan fue una de las figuras más destacadas del Me Too. En 2017 acusó públicamente al productor de Hollywood Harvey Weinstein de haberla violado en 1997, justo cuando comenzaba toda la polémica en torno a las despreciables prácticas por las que el productor sería juzgado y procesado tres años más tarde. Aquella acusación fue un antes y un después para Rose McGowan, quien, veinte años después del encuentro que le arruinó la vida, decidió no volver a callar. La actriz hizo gala de un fuerte activismo feminista durante años y algunas en sus publicaciones en Twitter le dieron algunos problemas, pero su discurso empujó a otras muchas mujeres a no callar. También escribió un libro con sus memorias que levantaría muchas ampollas en Hollywood.
Un Hollywood del que decidió alejarse para siempre y que describía con desprecio en una interesante entrevista con The Guardian en 2018: "Ese pueblo [Hollywood] realmente está construido sobre lo enfermizo. Muy pronto observé la estructura de poder, los testaferros, el silencio, las filas cerradas. Nadie lo dice. Funciona como una secta". Y ella lo conoce bien, porque nació y pasó los primeros años de su vida en una, en Italia.
A pesar del futuro que tendría luego el productor, sus esfuerzos contra Weinstein le pasaron factura. Él la puso en una lista negra y, según reconoció en esa entrevista, rápidamente supo que había terminado con ella: "Pensé que las personas que particiron con él eran repugnantes y débiles porque sabían la verdad, pero lo hicieron de todos modos. Para mí, son más oscuros que él en muchos sentidos. Tuve un agente que me dijo que un ejecutivo de Hollywood había dicho: 'Sobre mi cadáver, se volverá a contratar a Rose McGowan alguna vez'".
"Nunca volveré a ser actriz"
"Nunca volveré a ser actriz. Hollywood tiene sus reglas, sus esferas de influencia, sus financieros que seguramente no querrán trabajar conmigo", aseguró en una entrevista con Paris Match en febrero de 2020 tras conocerse la sentencia de Weinstein aunque no fuera sobre su propio caso. "Me encantaría poder ser como otras personas y vivir mi vida. Probablemente no encuentre consuelo hasta que él se muera, nos liberaremos cuando alguno de los dos se muera".
Ahora, Rose McGowan tiene 49 años y vive en la Ciudad de México. Decidió mudarse allí a principios de 2020 y aseguró que no tenía ningún tipo de intención de volver a Estados Unidos. Según explicó sobre su decisión, directamente relacionada con la política, se mudaba porque "sabía que las cosas iban a empeorar mucho en Estados Unidos". "Mi contrato de arrendamiento venció en Nueva York, así que vine aquí a México, donde vivo, por un tercio del precio", explicó.
"No volveré a vivir allí", dijo a Newsweek a finales de 2021. "Regresé recientemente por primera vez en bastantes años y me asusté. Fui desde la parte superior de una mitad del país hasta la parte inferior de la otra y cada lugar al que fui, y no porque yo sea Rose, solo personas al azar, era casi como amenazas aleatorias de violencia todos los días. No está bien y es triste lo que está pasando". También volvió a confirmar que no volvería a trabajar como actriz: "No. No puedo. Lo que estoy haciendo ahora es sanar".
Mientras, McGowan ha seguido su activismo, aunque algunas de sus declaraciones políticas han resultado controvertidas incluso entre aquellos que la apoyaban, llegando a ser cancelada por algunas de sus posturas en Twitter, red social en la que dejó de ser activa en diciembre de 2022.