No hay un género cinematográfico que radiografíe con tanto atino los claroscuros de la sociedad como el noir, y sus historias de hombres corruptos, femme fatales y argumentos criminales lograron hacerse con el favor del público desde que las primeras películas americanas que trabajaron ese imaginario, como El halcón maltés (1942), de John Huston, Laura (1944), de Otto Preminger, o Perdición (1944), de Billy Wilder, por citar tres de las más canónicas.
Aunque se ha discutido mucho cuando acaba uno y empieza otro, el neo-noir, género continuador y revisionista del primero, es uno de los escenarios más fértiles del cine contemporáneo, y no son pocos los autores, de Roman Polanski a William Friedkin, que han hecho suyos los códigos del cine negro con películas clave para la historia del cine. Ahora, con el estreno de El Cairo confidencial, del sueco de origen egipcio Tarik Saleh, repasamos, además de esta cinta, otros nueve noirs recientísimos, ya sea clásicos con el la tradición o más experimentales, pero que quitan el aliento.
‘El Cairo confidencial’ (2017), de Tarik Saleh
Bajo la influencia del clásico de James Ellroy L.A. Confidencial, Tarik Saleh nos introduce en El Cairo confidencial en la capital egipcia en los días previos a la Primavera Árabe a través de la historia de un detective corrupto que ha de resolver el asesinato de una conocida cantante, amante de uno de los hombres más adinerados del país. Muchos cigarrillos, espacios claustrofóbicos y violencia latente en esta propuesta más fiel al género de lo que aparente su ubicación, y que se llevó premios en Sundance 2017 y en la última Seminci.
‘9 dedos (2017)’, de F. J. Ossang
Post-industrial, punk y con balas de filosofía en la recámara: así es el noir que practica este cineasta francés cuya habitual exquisita puesta en escena fue recompensada en el último Festival de Locarno con el Leopardo al Mejor director por 9 dedos, su quinto largometraje y que llegará a nuestras salas el próximo 20 de abril. Filmada en un blanco y negro impoluto, Ossang nos presenta a un tipo que huyendo de la policía acaba metido en un atraco que no sale bien del todo. La banda de criminales huirá en un barco cuyo destino es una incógnita.
‘Dejad que se bronceen los cadáveres’ (2017), de Hélène Cattet y Bruno Forzani
Jean-Patrick Manchette es una institución del polar –el género negro francés–, pero sus rabiosas historias de pistoleros de sangre fría y dedos rápidos han sido trasladadas al celuloide con más pena que gloria. Hasta que llegó el tándem de Amer (2004), tal vez los únicos cineastas que mejor han sabido comprender el fervor que palpita en los textos del fallecido escritor. Dejad que se bronceen los cadáveres fue su primera obra, al alimón con J. P. Bastid, y es un festival de tiros al calor del sol del Mediterráneo. Su versión fílmica, una oda sensorial, surrealista, violenta y explosiva.
‘John Wick (Un buen día para matar)’ (2014), de David Leicth y Chad Stahelski
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Con la secuela (John Wick 2: Pacto de sangre) aún impactando en las retinas de los seguidores, merece la pena recordar cómo el asesinato del perro del protagonista, un Keanu Reeves memorable, precipitó la coreografía desquiciante de peleas, tiros y persecuciones que han hecho de la cinta de los otrora dobles de acción un clásico moderno del género. Se está preparando una tercera entrega, y los rumores apuntan a que Stahelski repetirá. De momento, se sabe que llegará en mayo de 2019.
‘The Neon Demon’ (2016), de Nicolas Winding Refn
Pusher, Bronson, Drive, Only God Forgives, The Neon Demon y la serie Too Old To Die Young… No cabe duda de que la trayectoria de Winding Refn está vinculada de manera absoluta con el neo-noir y sus reformulaciones del género, estilosas y contundentes, se encuentran entre lo más fascinante del panorama actual. Por elegir, y por ser la más reciente, nos quedamos con su inquietante perversión del cuento de Alicia en el país de las maravillas, protagonizada por Elle Fanning.
‘Blade Runner 2049’ (2017), de Denis Villeneuve
Si la cinta de Ridley Scott es una de las películas canónicas del neo-noir contemporáneo, la de Denis Villeneuve (Arrival) continúa de manera fidedigna con las constantes marcadas en la adaptación de la historia de Philipp K. Dick: distopía futurista, replicantes a la fuga y atmósferas turbias. En sus casi dos horas y media de duración, el canadiense exploraba y continuaba el universo futurista de la original, en la que la hierática interpretación de Ryan Gosling se miraba cara a cara con un Harrison Ford, en el papel de Deckard, escurridizo.
‘Hiena: El infierno del crimen’ (2014), de Gerard Johnson
Un policía encargado de una unidad especializada en perseguir el narcotráfico es el protagonista de Hiena: El infierno del crimen, un neo-noir violento y estiloso que se mueve por las calles del submundo londinense de bandas de criminales albaneses y turcos. Una de las cintas a reivindicar en el género, que supuso la consagración de Johnson (Tony), tras su presentación en el Festival de Edimburgo en 2014, como renovador del cine de crímenes del cine británico.
‘Nightcrawler’ (2014), de Dan Gilroy
Jake Gyllenhaal y Dan Gilroy, hermano de Tony Gilroy (Michael Clayton), nos introducen en un Los Ángeles nocturno por el que el protagonista se mueve como un reptil en busca de una noticia. El actor de Animales nocturnos le pone rostro a un sociópata en la mejor tradición del Scorsese de los años 70 en este trabajo que explora el lado más sórdido del periodismo, entendido como una profesión de carroñeros, depredadores de sucesos y carnaza.
‘Wind River’ (2017), de Taylor Sheridan
Guionista de Sicario o Comanchería, Taylor Sheridan debutó en las tareas de dirección con este thriller policíaco que tuvo la mala suerte de ser adquirido por The Weinstein Company poco antes de que el escándalo Harvey Weinstein saltara a la luz. Ello no merma ni una de las virtudes de su historia, que sigue la investigación del asesinato de una joven cuyo cadáver ha sido descubierto en una reserva india. Con Jeremy Renner y Elizabeth Olsen, la cinta se llevó premio en Un Certain Regard, en Cannes.
‘Tarde para la ira’ (2016), de Raúl Arévalo
Sin duda, uno de los mejores debuts que ha dado el cine español y uno de los neo-noirs españoles más potentes en un momento en que el género está viviendo una edad de oro indiscutible (La isla mínima, Toro, Cien años de perdón). En Tarde para la ira, Arévalo seguía a un don nadie (Antonio de la Torre) en su viaje de venganza a través de los escenarios mesetarios de una España de western, y con ello nos descubrió a une estupendo y brutal Manolo Solo, que ese año se alzó con el Goya al Mejor actor de reparto.
