Paco Plaza es uno de los directores de género más importantes de nuestro país. Autor de una de las películas más terroríficas que llegaron a las salas en los últimos años, Verónica, el cineasta valenciano dió sus primeros pasos bajo la producción de Julio Fernández y la desaparecida Fantastic Factory (El segundo nombre, Romasanta, la caza de la bestia). En esta ocasión ha aunado fuerzas con uno de los nombres más en alza de la industria nacional: Carlos Vermut (Magical Girl), que ha escrito una cinta que lleva mucho de su sello. Hablamos de La abuela, largometraje que iba a llegar a los cines a finales de octubre, aunque recientemente Sony Pictures ha decidido retrasar su estreno hasta el 5 de enero.
En La abuela somos testigos de la historia de Susana, una modelo que trata de hacerse un hueco en la complicada industria parisina. Cuando está a punto de conseguir el trabajo de su vida recibe una llamada desde Madrid: su abuela ha sufrido un percance y ha quedado prácticamente impedida cerebralmente, puede andar pero no puede dialogar ni reconocer a nadie. Ya que sus padres fallecieron cuando ella era una niña -y desatendiendo los consejos de los sanitarios que recomiendan su internamiento en un centro de mayores- la chica decide llevarla a su céntrica casa de Madrid donde se hará cargo de ella unos días mientras encuentra a alguien que se haga cargo de la mujer 24 horas al día, y así ella pueda volver a París. El comportamiento de la anciana -aparentemente normal para alguien en su estado- y algunos siniestros descubrimientos llevarán a la joven a sospechar que su decisión la va a conducir a una pesadilla de la que le será complicado escapar.
Con una escritura muy propia de Vermut -a la par que algunos detalles como algunos temas de la banda sonora y el retrato de la España cañí- y una ambientación sello de Plaza, La abuela es una claustrofóbica cinta de terror que demuestra, una vez más, que con pocos elementos también se puede generar auténtico suspense. Una trama que va cocinandose a fuego lento hasta un final en los que unos efectivos 'jump scares' hacen que el espectador se muerda las uñas y salte en su butaca. La cinta además sirve para encumbara a su protagonista: una deslumbrante Almudena Amor (que también acaba de estrenar El buen patrón) y que lleva por completo el peso dramático del filme. Este cronista le augura un futuro prometedor a esta joven intérprete que se ha enfrentado a la complicada tarea de enfrentarse a un terror tan minimalista y salir tan bien parada.
Justin Kurzel narra un hecho real de su Australia natal con 'Nitram'
GoodThing Productions
Tras el descalabro que supuso la megaproducción basada en el videojuego superventas Assassin's Creed, el director Justin Kurzel ha vuelto a sus orígenes para hablar de una tragedia real -como hiciera con su debut tras las cámaras, Snowtown- con Nitram. En ella el actor Caleb Landry Jones da vida a un joven con problemas mentales que pasó algunos días de su infancia en un centro para niños quemados. Con unos padres completamente superados por la situación, el muchacho trata de sacarse algunos ahorros para comprarse una tabla de surf con la que sueña. De esta manera conoce a Helen, una soltera cincuentona que vive con sus mascotas y a la que la ofrece cortar el cesped. Lo que no sabe el joven es que la mujer es una acaudalada geredera que le cubrirá de caprichos y le invitará a vivir a su casa. Todo cambia tras un trágico accidente y los impulsos psicópatas que el muchacho había guardado en su interior durante años comienzan a salir a la luz. Un drama muy sórdido y seco, con un espléndido protagonista cuya interpretación -que huele a premio en el certamen- hace que el espectador sienta auténtica animadversión por el personaje al que interpreta. El filme, que narra la masacre de Port Arthur en 1996, podría definirse como una improbable mezcla de los largometrajes ¿A quién ama Gilbert Grape? y Elephant. A pesar de estar rodada con pulso de acero y ser tan incómoda, este cronista sigue preguntándose qué hace un drama inspirado en un suceso verídico en la Sección Oficial de un festival de cine fantástico. Y es que uno tiene esas cosas… qué le vamos a hacer.
'Here Before': Una puesta en escena brillante para un argumento de telefilme
BBC Films
Vamos con la nota negativa del día: otro drama que nos han "colado" en la Sección Oficial -protagonizado por una de las habituales del certamen, Andrea Riseborough (Possesor, Mandy)- Here Before. El filme, que supone el debut en el largometraje de Stacey Gregg, narra la historia de una madre de familia que perdió a su hija pequeña en el pasado. Su vida dará un giro cuando hagan aparición los nuevos vecinos, con una niña que tiene más o menos la edad que su hija fallecida. Poco a poco, irá cogiendo cariño a la pequeña y conociendo desconcertantes detalles de su personalidad, ya que parece que la cría conoce muchos aspectos del pasado de la familia. Por ese motivo, la mujer comenzará poco a poco a obsesionarse y a pensar, incluso, que su hija se ha reencarnado en su nueva vecina. Filmada con pulso e imágenes muy potentes, el argumento se diluye hasta llegar a un giro final propio de una 'peli de tarde' de las que programan en las televisiones privadas los fines de semana en la sobremesa. Es una pena, porque se trata de un filme que podría haber sido mucho más gracias a la poderosa interpretación de su protagonista y unos potentes montajes y fotografías. Y es que, pasados tantos días de Festival, uno sólo pide fantástico de calidad, y no este tipo de productos que parecen sacados de la mente de un guionista de El secreto de puente viejo.
