HBO gastó una millonada en intentar que Westworld se convirtiera en su gran serie de ciencia ficción y que ocupara el hueco que Juego de tronos había dejado vacío. El tiempo demostró que el público iba por otro camino y que poco le importaba el gran trabajo de producción que había detrás de la serie. Entonces llegó Succession y demostró que solo hacía falta meter a cuatro niños ricos en una habitación luchando por el amor de su padre.
Esto no lo decimos nosotros, lo dice un 'tweet' que ha dado la vuelta a internet, pero cuánta razón tiene. El éxito de Succession tiene un valor gordísimo en la época actual. Frente al gran derroche de presupuesto de proyectos como El señor de los anillos: Los anillos de poder o las franquicias como Juego de tronos -ahora convertida en La casa del dragón-, esta serie va a lo sencillo, a centrarse en el guion y a no exprimir demasiado la gallina de los huevos de oro.
"Vuelve a tu camerino y fuma un poco de marihuana": el patriarca de 'Succession' alaba a la gran estrella de la serie, pero también admite que debería relajarse un pocoSuccession ya ha anunciado que termina su trayectoria con la cuarta temporada, a pesar de que su legión de fans vería gustosamente muchos más episodios. Lo hace porque su creador, Jesse Armstrong, considera que ha dicho todo lo que tiene que decir y prefiere cerrar su producto en lo más alto antes de estirarlo hasta que se convierta en algo difícil de identificar.
Es una de las grandes series de HBO de los últimos años y, muy posiblemente, también una de las mejores ficciones que existen en la historia de la televisión -no sabemos en qué puesto, pero en el Top 100 entra-. Y lo ha hecho sin espectacularidad, sino confiando en un guion implacable y en exponer las miserias de una familia desestructurada.
Frente a los más de 160 millones que costó la última temporada de Westworld, se estima que Succession llega a los 90. Al fin y al cabo, los helicópteros en los que se mueve Logan y las localizaciones en lujosos castillos no son baratas. Es necesario invertir en recrear a la perfección la vida de unos multimillonarios, pero aunque no se trate de una producción humilde, lo que comentamos aquí es que la trama no tira de fuegos artificiales.
HBO
Lo que gusta de Succession es ver quién es el más hijo de puta de la familia. Sus giros inesperados siempre se mueven a base de joder o al genial Logan Roy (Brian Cox) o a uno de los hijos -Kendall (Jeremy Strong), Roman (Kieran Culkin), Shiv (Sarah Snook) y, en menor medida, Connor (Alan Ruck)-. Nunca va a pasar nada bueno y, si ocurre, desconfía. Se la ha descrito como una Juego de tronos en la actualidad y es exactamente eso: un juego de estrategias para conseguir el deseado trono y caerá quien tenga que caer.
Con esta descripción, su éxito parecía asegurado, pero la realidad es que HBO tomó una decisión arriesgada. Frente a los titanes como Marvel o la Tierra Media, la cadena volvió a apostar por lo que siempre hace: la calidad. La compañía siempre se ha diferenciado por mimar mucho sus producciones. De hecho, se cuenta una anécdota en la que el CEO Jeff Bewkes recibió la noticia de que Sexo en Nueva York -por fin- estaba aumentando su audiencia, pero Bewkes estaba preocupado por la calidad. La respuesta de Bewkes ante la supuesta buena noticia fue: "Si no le bajas un tercio de audiencia, voy a cancelar esta puta serie. No quiero audiencia. Quiero una serie mejor".
Y así es posible que series como Succession se conviertan en un fenómeno mundial. Aquí no hay un mes para que la ficción consiga máxima audiencia, sino un equipo que mira si lo que estrenan merece la pena una suscripción. Y los Roy merecen todo.
