Se esperaba con ganas y su excelente acogida por parte de la crítica especializada en Festival Internacional de Cine de San Sebastián solo hizo aumentar las expectativas ante Antidisturbios, la serie creada por Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña para Movistar+. La ficción, de seis episodios, puso el broche de oro a la Sección Oficial de la 68 edición del prestigioso evento cinematográfico rodeada de halagos y sentencias firmes que no dudaban en señalarla como “la mejor serie española del año”, pero su estreno en la plataforma de ‘streaming’ no ha estado exento de polémica.
Una semana después de su lanzamiento, tras las quejas de diversos sindicatos policiales que la tachan de "basura" sin miramientos y la explosión de críticas en redes en defensa de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ya respondidas por el propio Sorogoyen, el balance no ha cambiado ni un ápice la realidad: La gran serie que es Antidisturbios, una joya que nos ha dejado 2020 fruto de la confluencia de un acierto detrás de otro.
Desde la elección de un portentoso elenco para encarnar a los seis antidisturbios en torno a los que gira la historia, hasta la apuesta por una cara menos conocida, la de Vicky Luengo, para enfrentarla a todos ellos. Desde el impecable trabajo de Sorogoyen detrás de las cámaras, hasta la alucinante y poderosa trama que responde a todo lo que pide un buen 'thriller' creada por el cineasta y su habitual compañera Isabel Peña. Una serie de autor pero que bien podría ser comparada con la mismísima La Casa de Papel en cuanto a su condición de fenómeno televisivo.
No importa si llegas a ella curioseando qué hay de cierto en la polémica o si llevas siete días escuchando oír hablar de ella como el absoluto fenómeno en que se ha convertido: Solo hay buenas razones para engancharse a Antidisturbios:
Sorogoyen y Peña, un tándem creativo capaz de crear las mejores historias
Lo primero que entra por los ojos. Lo que la cadena, o en este caso plataforma de 'streaming', destaca cuando anuncia que prepara nueva ficción. Porque que Rodrigo Sorogoyen vuelva a dirigir para la pequeña pantalla tras haberse convertido en una auténtica revelación del cine español es algo que habla por sí solo.
Muy atrás queda su pasado televisivo como director de La Pecera de Eva o Frágiles, aunque apenas haya pasado una década desde entonces. Cuando hablamos de Sorogoyen, lo hacemos en clave de largometraje -Stockholm (2013), Que Dios nos perdone (2016), El reino (2018), Madre (2019)- , aunque sin olvidar que su corto Madre –antesala de la posterior película- bien le valió una nominación al Oscar en la pasada edición de 2019 de los premios más prestigiosos del celuloide.
Siete veces nominado al Goya por todas ellas aún en diferentes categorías, Sorogoyen se ha llevado el galardón en tres ocasiones: Mejor director y Mejor guion original por El Reino –compartido este último con su eterna compañera Isabel Peña- y Mejor cortometraje por Madre.
De nuevo en Antidisturbios el director vuelve a escribir con Isabel Peña, la guionista con quien ya hace un tándem inseparable capaz de crear las mejores historias.
“Lo esencial”: un reparto que se sale y personajes y dinámicas magistrales
No duda Sorogoyen en describirlo así en sus notas sobre la producción para Movistar+: el reparto encargado de dar vida a los siete protagonistas de Antidisturbios es, básicamente, "lo esencial". El cineasta lo tiene claro. Poco importa que un plano esté mal encuadrado o que falle el sonido en un momento determinado, "si delante de la cámara hay un actor o una actriz que te transmite emoción con la palabra". Y eso es precisamente lo que consigue, a nivel individual pero también como un conjunto, el elenco elegido para tal fin.
Brillantes en la piel de sus personajes, las interpretaciones de Vicky Luengo, Raúl Arévalo, Álex García, Roberto Álamo, Patrick Criado, Hovik Keuchkerian y Raúl Prieto son puro realismo y espiran veracidad. Cada uno de ellos, diseñado con mimo y complejidad, aporta capas a la historia, le brinda humanidad a través de sus propias problemáticas y emociones y, por supuesto, sirve a un propósito en una trama que no deja cabos sueltos.
Quizá sea esa brillantez y realismo la que ha acabado levantando algunas ampollas, pero Laia, Diego, Alex, Salva, Rubén, Úbeda y Bermejo no dejan de ser personajes de ficción que básicamente funcionan como un tiro tanto por su cuenta, como como grupo o en dinámicas de a dos.
A cinco de los seis antidisturbios del Puma 93 los conocías de sobra: Hovik Keuchkerian, ex boxeador, comediante, miembro de la banda del mono rojo en La Casa de Papel, entre otros trabajos; Raúl Arévalo, ganador del Goya a Mejor director novel por Tarde para la Ira y innumerables interpretaciones dignas de destacar como La isla mínima o Gordos; Roberto Álamo, quien ya estuvo bajo la batuta de Sorogoyen en Que Dios nos perdone y en cuya trayectoria destacan sus papeles en La piel que habito o La gran familia española y las series El Continental o Estoy Vivo; Patrick Criado, un joven prometedor que se hizo famoso con Águila Roja y al que también hemos visto en Vivir sin permiso y la reciente La línea invisible; y Álex García, un actor que ha dejado atrás Amar en tiempos revueltos o Tierra de lobos para convertirse en otra de las caras imprescindibles del cine español tras su paso por Kamikaze, La novia y más recientemente Gente que viene y bah.
Menos conocidos son Raúl Prieto, quien ha pasado por diversas series de televisión como Sin identidad o Velvet Colección y quien trabajó a las órdenes de Sorogoyen en Madre; y, como no Vicky Luengo (Madres), la gran apuesta de Sorogoyen para encarnar al personaje más potente de todo Antidisturbios: una agente de Asuntos Internos dispuesta a todo por descubrir la verdad y núcleo de ese sinfín de dinámicas que hace ganar enteros a una trama que ya de por sí es un 10.
La trama: Un arranque potente y un recorrido lleno de giros
Extenderse mucho hablando de la trama de Antidisturbios conlleva un peligro que además sería un pecado: desvelar cualquier mínimo detalle del recorrido de una historia que está repleto de giros y que no da tregua al espectador.
Sin duda, solo en necesario el primer episodio, ‘Osorio’ (1x01), para verse arrastrado por completo y acabar dentro, dentrísimo, de un ‘thriller’ policíaco en toda regla que comienza con un desahucio fallido pero que tiene un trasfondo mucho más grande detrás. Un trasfondo en el que entran en juego las llamadas cloacas del Estado, pero en cuyo papel en la historia bien conviene no extenderse demasiado.
El arranque, ya lo adelantábamos en el epígrafe, es potente. Muy potente. Un furgón de antidisturbios, el Puma 93, se dirige a una corrala del barrio de Lavapiés, en Madrid, para ejecutar un lanzamiento. Allí les espera la familia que está a punto de ser desalojada de su hogar, junto con representantes de la plataforma antidesahucio y un grupo de defensores de su causa. En la ejecución del lanzamiento, que Sorogoyen retrata con una cercanía y realismo que pone los pelos de punta, un hombre acaba muriendo.
El terrible desenlace del operativo supone el punto de inicio de la historia cuando un grupo de Asuntos Internos recibe la tarea de investigar a los seis antidisturbios y depurar responsabilidades. Ahí es donde entra en funcionamiento Laia (Luengo), una joven agente capaz de todo por descubrir la verdad.
¿Tras los pasos de 'La Casa de Papel'?: Salir, la clave para el éxito internacional
Las diferencias, ya desde su punto de partida –la creada por Alex Pina como una serie diseñada para su emisión en abierto y la de Sorogoyen como una serie de autor que estrenada al completo bajo demanda en Movistar+- están claras, pero La Casa de Papel y Antidisturbios comparten condición de fenómeno televisivo dentro de nuestras fronteras. Sin embargo, la clave del éxito internacional radica en otra de sus grandes diferencias: la distribución.
Y es que si algo nos enseñó la experiencia con La Casa de Papel es que nuestras producciones tienen potencia y calidad de sobra para convertirse en fenómenos internacionales, pero primero tienen que traspasar nuestras fronteras. Así fue como la banda del mono rojo cautivó a medio mundo en el debut de la serie de Atresmedia en Netflix, que resucitó gracias a ello con una tercera temporada que no estaba en la hoja de ruta y que actualmente cuenta con una cuarta entrega y una quinta en el horizonte.
Entre las pocas cosas buenas nos ha dejado 2020 una es sin duda que en él hayan visto la luz algunas series, que además de su merecida consideración como lo mejorcito del panorama nacional, tienen potencial de sobra para ser nuestras mejores embajadoras a nivel internacional. De hecho, mucho se ha hablado últimamente sobre ello, puesto que los titulares que se referían a unas u otras como “la mejor serie española del año” se han multiplicado en cuestión de semanas.
¿Veneno? ¿Patria? ¿Antidisturbios? Todas pueden serlo, sin duda, y además en última instancia la decisión dependerá de cada espectador. Pero, mientras Veneno podrá verse en Estados Unidos de la mano de HBO Max –que compraba la serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi sobre Cristina Ortiz aka “La Veneno” el pasado verano- Patria de HBO España se ha lanzado en todos los territorios en los que funciona la plataforma de ‘streaming’. No así con Antidisturbios, que de momento se queda en España.
Mientras está por ver cómo funcionan la biografía de La Veneno y una historia sobe el conflicto vasco fuera de nuestras fronteras, la serie de Sorogoyen, que a priori tendría potencial más que de sobra para seguir los pasos de La Casa de Papel por su condición de ‘thriller’ atrapante y ritmo frenético, tendrá que conformarse con deleitar –o cabrear, en algunos casos-, al público español. Eso sí, con posibilidades de una segunda temporada no descartadas por parte del equipo.
