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    Mario Casas y la magia de la primera vez con 'Mi soledad tiene alas': "En una película de un director novel hay muchos errores, pero también inconsciencia y aciertos"
    Andrea Zamora
    Andrea Zamora
    -Redactora
    Fan de la fantasía, el ‘thriller’ y la ciencia ficción. Vive entre los muros del Hogwarts, los mundos inventados y las historias de superhéroes.

    Hablamos con el actor, que prueba por primera vez como director con este drama protagonizado por su hermano Óscar y la debutante Candela González.

    Mario Casas lleva, prácticamente, toda la vida en un set de rodaje. Siempre ha estado delante de las cámaras, pero con cada personaje que interpretaba aprendía algo de lo que significa estar detrás. Lo de dirigir le despertaba curiosidad y ya lo había intentando con algún cortometraje, pero no había tenido suerte. El mundo tuvo que detenerse en 2020 para que por fin se pusiese a escribir un guion -junto a Déborah François- que le llevara a dirigir su primera película. 

    Mi soledad tiene alas
    Mi soledad tiene alas
    Fecha de estreno 25 de agosto de 2023 | 1h 42min
    Dirigida por Mario Casas
    Con Oscar Casas, Candela González, Farid Bechara
    Medios
    3,5
    Usuarios
    2,6
    Streaming

    Mi soledad tiene alas, que llega a los cines el 25 de agosto, es su debut detrás de las cámaras. Su hermano Óscar Casas es el protagonista. "El punto de partida siempre había sido Óscar", afirma Mario en SensaCine. "Tiempo atrás yo ya le había dicho: '¿Te imaginas que algún día consigo dirigirte, sumergirte ahí, pasar ese camino contigo?".  

    Lo que por entonces era una idea lejana se convirtió en algo muy serio cuando el proyecto se vendió. "Ya lo veía real. Ahí entraron los miedos y la inseguridad y no querer fallarle", afirma Óscar sobre el filme. "Ha sido muy duro y muy intenso porque yo no veía a un director", reconoce. "Sí teníamos unos roles y un respeto grande de director a actor, pero cualquier cosa que me decía o hacía durante todo el proceso… Veo a mi hermano mayor diciéndolo y veo unas caras que reconozco y una mirada que reconozco".

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    En este viaje recorrido junto a su hermano, Óscar da vida a Dan con una sensibilidad y una verdad conmovedora. El personaje es el de un joven de la periferia de Barcelona que vive robando joyerías y de fiesta en fiesta, siempre acompañado de sus amigos Vio y Reno. Dan también es un artista del grafiti, con un talento y una sensibilidad que no encaja con la vida que vive. Cuando su padre sale de la cárcel y vuelve a su vida, el protagonista tiene que enfrentarse a sus demonios y dejar atrás el niño que era. 

    La historia de Mi soledad tiene alas, un filme con aciertos y que revela a un director al que seguir la pista, está anclada en la experiencia del propio Mario, cuando se mudó de niño a Madrid para perseguir su sueño de ser actor: "Tiene que ver con las decisiones que tienes que tomar cuando eres niño y te tienes que convertir en adulto y coger las riendas de tu vida".

    UN DESCUBRIMIENTO

    Luba Canal
    Candela González junto a Mario Casas.

    Mi soledad tiene alas es la puesta en práctica de las clases magistrales a las que ha acudido Mario sin darse cuenta. El actor ha trabajado con cineastas como Oriol Paulo, Paco Cabezas y Álex de la Iglesia. "He estado aprendiendo de muchos de mis maestros o mis profesores desde siempre", afirma. 

    Pero lo que más le llamaba de esto de ser director era trabajar con lo que más sabe: los actores. "Lo que a lo mejor yo no he tenido o he vivido o sí he tenido como actor con directores es algo que yo quería proponerles a los chavales", señala.

    Como añade:

    Es una película pequeña. Es un guion sencillo. Yo lo sabía porque lo único que quería era trabajar con ellos y que estuviesen bien los actores porque ahí es donde está la peli la mayoría de las veces

    También le importaba, claro está, su hermano pequeño. "Al final no tiene que ver con estudiarte un texto, no quería que viniesen con los textos aprendidos. Era más un juego de improvisaciones, casi una escuela de clases de interpretación durante un mes y medio. Para mí eso era importante transmitírselo a Óscar, que era una manera de trabajar que hemos tenido que espero y creo, por lo que me dice, que va a guardar para siempre".

    En consonancia con todo eso, Mario pidió a los productores de la película dos cosas: un proceso largo de 'casting' -en el que se buscó a actores no profesionales- y casi dos meses de ensayo. Y ahí es donde apareció uno de los descubrimientos de Mi soledad tiene alas: Candela González. "Al principio me hice bastante la difícil porque no me planteaba ser actriz", afirma.

    Cuando González por fin accedió a hacer el 'casting', la creatividad que había detrás del mundo de la actuación le hizo quedarse. "Me lo pasé tan bien y fue tan... A un nivel de expresión muy alto y me desahogué mucho y me removió"

    "Es la definición clara de quién es ella: hace lo que le da la gana”, dice Mario sobre la debutante y lo complicado que fue conseguir que aceptase hacer las pruebas. "Es una tía con un carácter y una personalidad arrolladora".

    LA MAGIA DE MUCHAS PRIMERAS VECES

    Luba Canal
    Candela González, Óscar Casas, Mario Casas y Farid Bechara.

    Mi soledad tiene alas está llena de primeras veces. La primera de Mario como director, la de Óscar como protagonista y la de González como actriz. Pero hay más: también la primera de un director de fotografía, del equipo de arte, de guion... "Era todo un mix de primeras veces", dice Óscar. "Hay algo de inconsciencia también y parte de la magia es eso. Mucho respeto. Creo que todos teníamos respeto y miedos, pero creo que es lo importante y eso no hay que perderlo nunca porque de ahí salen cosas mágicas".

    No todo fue fácil. Meterse en unos personajes como Dan y Vio tuvo sus momentos complicados. "Viví como tres meses y medio inmerso en Dan para llegar al set y no tener que hacer ningún clic", recuerda Óscar. El actor empezó su proceso de preparación en los ensayos, quitándose el móvil entre otras cosas.

    Como continúa:

    Llegó un punto que, cansa mucho emocionalmente, y te empiezas a creer ciertas cosas. Yo me empecé a creer que ser Dan era mejor que ser Óscar

    Fue el último día de rodaje, tras grabar el final del filme, cuando el intérprete se quitó esa idea de encima. "Fue un buen cierre. Cuando volví a ser Óscar y ya me relajé dije: 'No. No. No. Se está muy bien siendo Óscar. Estoy tranquilo", ríe.

    Para González, la experiencia con su personaje fue parecida. "Durante el rodaje no me podía quitar de Vio, no podía despojarme de ese papel porque la estaba viviendo y me estaba enamorando. Era algo que me acompañaba en todo momento", recuerda. "No ha sido siempre fácil. Te sobrepasan las emociones y nos ha pasado a ambos, y había momentos en los que todo se saturaba mucho y desbordaba. En esos momentos siempre estaba el equipo de dirección para ampararnos, recogernos y tranquilizarnos".

    Mario también se enfrentó a complicaciones. "Hay momentos, en el proceso de tres años y medio, que hay cosas difíciles en la preproducción, en la posproducción, hay baches en el rodaje que vives como director", indica. Pero él ya había sido testigo de todo esto y tenia herramientas. "He estado en muchos sets de rodaje y lo he vivido muchísimas veces. Entonces digo: 'Venga, a solucionar'. Haber sido actor tantos años y haber vivido tanto al lado de los directores... He pasado por esos lugares que ya conocía y me ha sido más fácil estar ahí por primera vez".

    CAMBIO DE PERSPECTIVA

    Luba Canal
    Los protagonistas de 'Mi soledad tiene alas' y Mario Casas.

    Había una máxima para Mario en su primera película: crear buena energía. Para conseguirlo fue un director que pedía opinión, escuchaba a todos y buscaba formar una familia con el equipo.

    Como explica:

    Quería que la gente estuviera bien y que todos remáramos al mismo lugar. Ir a esos sitios me lo ha hecho fácil emocionalmente y, no fácil, sino que he disfrutado mogollón. En rodaje me lo he pasado como un niño pequeño

    Así que, después de esta experiencia, ¿vendrán más detrás de las cámaras? "Dentro de una película de un director novel hay muchos errores, pero también esa inconsciencia y aciertos y te descubres a ti mismo como artista. Le decía antes a mi hermana que la próxima vez me dirijo yo a mí mismo. ¿Cuál es el siguiente paso? Voy a hacer un Bradley Cooper", bromea. No. Si la audiencia responde bien y hay una segunda película detrás de las cámaras, hay un componente que no puede faltar. "Sería mi hermano otra vez. Sería mi muso", adelanta.

    Haya otra película o no, Mario ve ahora los rodajes como actor de otra forma. Se ha dado cuenta de ello con su próximo proyecto delante de las cámaras. En 2024 estrena Escape, un 'thriller' de Rodrigo Cortés producido por Martin Scorsese. "Antes miraba y veía ahí al director y buscaba su mirada a ver si lo estaba haciendo bien. Ahora sé donde está el director y sé las inseguridades que tiene, por dónde está pasando, los miedos, el tiempo. Ya hay otra comunicación. En el set la vista ahora es panorámica y es algo precioso".

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