Han pasado 44 años desde el debut del director británico detrás de las cámaras. Era 1977 y Scott dirigía su primera película adaptando un texto de Joseph Conrad, , sobre dos hombres en riña y batida continua a lo largo de los años. La película, maravillosa, nos descubría a un director que estaba llamado a cambiar la historia del cine, demostrando una versatilidad inusitada fuera cual fuera el género que tocara: ciencia-ficción -(1977), (1982)-, suspense - (1987)-, thriller - (1989)-, peplum -(2000)-, terror -(2001)-, bélico - (2001)-, cine de gángsters -(2007), cine negro (2013)- y hasta series de televisión --. Ahora le ha tocado el turno a la épica medieval (con ramalazos a lo Shakespeare: conspiraciones, traiciones, asesinatos), género en el que estuvo algo desinflado cuando estrenó (2005) y que en -qué bonita sería firmar una carrera entre los duelos de y y los de y ,
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