Una carretera, un compañero o compañera de viaje y un destino de aventuras. Al género de las 'road movies' se lo asocia con la idea de libertad, viaje personal y giros inesperados de la fortuna, aunque también con películas que aprovechan el recorrido para radiografiar la sociedad. En general, el cine nos ha brindado 'road movies' inolvidables: Sucedió una noche (1934), de Frank Capra; La escapada (1962), de Dino Risi; Pierrot el loco (1965), de Jean-Luc Godard; Bonnie & Clyde (1969), de Arthur Penn; Un mundo perfecto (1993), de Clint Eastwood; Asesinos natos (1994), de Oliver Stone; la saga Mad Max, de George Miller... Ahora bien, también hay que decir que el género no siempre ha sido tan generoso con los espectadores.
Con el mes de agosto de 2020 a las puertas, y a punto de hacer las maletas para irnos de vacaciones, quienes puedan, desde la redacción de SensaCine hemos querido repasar algunas de las road movies a las que más cariño tenemos y que mejor han conjugado las constantes de la 'road movie'. También hemos aprovechado la coyuntura para recordar otros tantos títulos que, a pesar de su filiación con el género de la 'road movie', nos han dejado ojipláticos y hasta sin palabras. ¡No te pierdas nuestra selección de 6 'road movies' excelentes y otras 6 de las que es mejor huir..., en coche a toda pastilla!
6 'road movies' excelentes...
'Paris, Texas' (1984), de Wim Wenders
Imposible que en un especial sobre ‘road movies’ no esté presente Paris, Texas de Wim Wenders -aunque también podría entrar perfectamente en un artículo sobre los finales más redondos de la historia del cine. Seguro que has oído hablar de ella. Esa película en la que el inolvidable Harry Dean Stanton, con su no menos imborrable gorra de color rojo, se pasea por el desierto de Texas. Se desmaya y se reúne en una clínica con su hermano, a quien no ve desde hace varios años. Travis, que así se llama el personaje de Stanton, no dice ni una palabra. Y, cuando lo hace, por sus labios sale derramada una de cinco letras: “Paris”. Una vez en Los Ángeles, donde vive su hermano, Travis, moreno de piel, primero con barba y luego con bigote y casi siempre con la mirada perdida, se encuentra con su hijo Hunter, adoptado por sus tíos por la negligencia de sus dos padres. Como la saga literaria de Frank Bascombe de Richard Ford, Paris, Texas ralentiza los estados de ánimo y la memoria -lo que no se dice pero se intuye- mientras la carretera pasa por la ventanilla del conductor. Porque, pese a tener vagos recuerdos de su padre, Hunter se embarca con él a bordo de un Ford Ranchero azul en una aventura sin fin aparente para hallar en Houston a su madre Jane (Nastassja Kinski). Y lo mejor de todo es que Wenders no pretende que pensemos en ningún momento que Travis y la que fuera su esposa pueden acabar reconciliándose. El daño fue demasiado grande. Las escenas más sublimes, por todos recordadas -cómo olvidar ese jersey de angora-, son aquellas en las que, en un local de estriptis, el antiguo matrimonio charla por teléfono con un cristal unidireccional de por medio. Ella no le ve hasta que el relato empieza a ser excesivamente pesado, doloroso y familiar. Y entonces su fachada se viene abajo. El rostro de Kinski, pegado al espejo y casi a oscuras. El de Stanton, teléfono en mano, reflejado en el de ella. Sólo ese plano de Wenders es un digno final de viaje.
'Thelma y Louise' (1991), de Ridley Scott
En un especial sobre ‘road movies’ no podíamos olvidarnos de la mítica Thelma & Louise. Después de dirigir dos largometrajes imprescindibles en la historia del cine, nos referimos a Alien, el octavo pasajero y Blade Runner, Ridley Scott dejó a un lado el apasionante mundo de la ciencia ficción para llevar a la gran pantalla el fabuloso guión de Callie Khouri, por el que fue galardonada con el Oscar en 1992. Khouri escribió una verdadera oda al feminismo, en un momento, comienzo de los años 90, en el que hablar de ese tema era sinónimo de polémica. La cinta sigue a Thelma y Louise, dos mujeres -a las que nadie podría haber interpretado mejor que Geena Davis y Susan Sarandon, respectivamente- dispuestas a dejar atrás sus vidas, por unos días. Louise quiere salir de la rutina de su día a día como camarera y le propone a su amiga Thelma salir de viaje de fin de semana para desconectar. Metidas de lleno en la carretera, un trágico suceso provoca que sus vidas cambien para siempre, y que ambas se vean obligadas a huir para no volver jamás.
'Dos tontos muy tontos' (1994), de Peter y Bobby Farrelly
Otra de las 'road movies' que sí o sí deberías ver al menos una vez en la vida es la desternillante Dos tontos muy tontos. Desde el primer minuto hasta el último, la cinta dirigida por los hermanos Peter Farrelly y Bobby Farrelly encadena situaciones surrealistas protagonizadas por dos amigos, Lloyd y Harry, a los que dan vida Jim Carrey y Jeff Daniels. Estos dos colegas, poco vividos, emprenden un viaje hasta Aspen (Colorado), en una peculiar furgoneta con aspecto de perro pastor, con la intención de devolverle el maletín que ha olvidado Mary (Lauren Holly), la última clienta a la que Lloyd ha llevado en su limusina, y de la que se ha enamorado a primera vista. A lo largo de su travesía, en la que por alguna extraña razón deciden que es mejor cambiar su furgoneta por una pequeña moto, estos dos personajes se enfrentan a una serie de momentos embarazosos con los que no sabrás si reírte o decir eso de “Tierra trágame”.
'Viaje de pirados' (2000), de Todd Phillips
Viaje de pirados, de Todd Phillips (Joker) se ha convertido en un clásico de la comedia americana. Aunque al escuchar el título e incluso viendo algunas escenas de la película nos venga a la cabeza la famosa saga de American Pie, esta sin duda es mucho más suave. Protagonizada por Tom Green, Breckin Meyer y Seann William Scott, Viaje de pirados es divertida y entretenida: lo que se propone es que el espectador pase un buen rato viéndola y, en ese sentido, lo cumple. La historia trata de una pareja de adolescentes enamorados que se tendrá que separar por el inicio de las clases universitarias. Una noche, él la engaña y ella se entera. El joven emprenderá un viaje junto a sus amigos para recuperar de nuevo la confianza y el amor de su novia. Una trama fácil y digerible para todos los públicos. La fórmula de locura universitaria estadounidense siempre es un recurso que aparece en este tipo de películas pero que no deja de gustar al espectador.
'Pequeña Miss Sunshine' (2006), de Valerie Faris y Jonathan Dayton
Pequeña Miss Sunshine, de Valerie Faris y Jonathan Dayton, es una ‘road movie’ que aúna entretenimiento, alegría, ternura y también, una gran crítica a la decadencia de la sociedad. El filme gira en torno a Los Hoover, una familia bastante peculiar compuesta por el abuelo (Alan Arkin), que es drogadicto; el padre (Greg Kinnear), que realiza cursos sobre cómo conseguir el éxito que son un completo fracaso; la madre (Toni Collete), que intenta mantener a flote la familia y no da abasto; el tío (Steve Carell), que se está recuperando de un intento de suicidio fallido tras ser abandonado por su novio; Dwayne (Paul Dano), el hermano mayor, que lee a Nietzsche y se niega a hablar hasta que consiga convertirse en piloto; y por último, Olive (Abigail Breslin), una niña con gafas y gordita que quiere ser una joven belleza. Pero, en un giro de los acontecimientos, invitan a la pequeña Olive al certamen “Pequeña Miss Sunshine”, en California. Así, Los Hoover se meten en una destartalada furgoneta durante un viaje de tres días lleno de sorpresas que será el detonante de un gran cambio en la familia. La película, además de contar con un elenco espectacular, consigue darle un gran protagonismo a cada uno de sus personajes, algo difícil cuando hay que repartirlo entre seis protagonistas pero que consiguen solventar a la perfección. De hecho, el filme no sólo consiguió el Oscar a Mejor Guión Original, Arkin también fue galardonado con el Oscar a Mejor Actor de Reparto.
'Vivir es fácil con los ojos cerrados' (2013), de David Trueba
Vivir es fácil con los ojos cerrados es el road-trip español por excelencia. Dirigida por David Trueba (La buena vida) y protagonizada por Javier Cámara, Francesc Colomer y Natalia de Molina, la película está basada en una historia real, concretamente la de Antonio, un profesor de inglés fan de John Lenon que decide dejarlo todo para conocerlo cuando se encuentra en Almería para rodar una película. Así, se embarca en una aventura junto a su Seat 850 rumbo a Andalucía, recogiendo por el camino a dos jóvenes fugitivos: Belén, una chica embarazada que huye del convento en el que estaba recluida, y Juanjo, un chico que ha dejado su familia a causa del dictatorial comportamiento de su padre. Vivir es fácil con los ojos cerrados estuvo nominada a siete Goya, de los que ganó seis Goya: Mejor actor, Mejor actriz, Mejor director, Mejor música original, Mejor guión original y Mejor película.
... y 6 'road movies' de las que huir a toda pastilla
'1990. Los guerreros del Bronx' (1982), de Enzo G. Castellari
D.R.
Uno de los directores favoritos del gran Quentin Tarantino es el romano Enzo G. Castellari. El director responsable de encomiables títulos del ‘spaghetti western’ como Keoma (1976), Forajidos 77 (1976) o Mátalos y vuelve (1968), también fue un cineasta cultivado en el cine de explotación con subproductos como El último tiburón (Tiburón 3) (1981) o Los nuevos bárbaros (1983). Hay que recordar que en Italia, durante los años 70 y 80, este tipo de filmes -que plagian descaradamente a grandes producciones de Hollywood- se convirtieron en productos muy rentables en sesiones dobles y en las estanterías del videoclub. Uno de estos últimos ejemplos es su película 1990. Los guerreros del Bronx (1982). Se trata de una ‘road movie’ de ciencia ficción que calca elementos de Mad Max. Salvajes de autopista (1979), Los amos de la noche (The Warriors) (1979) y 1997: Rescate en Nueva York. El largometraje nos traslada a una ciudad de Nueva York postapocalíptica, lugar en el que un policía se infiltra en el Bronx, que se ha convertido en un campo de batalla para varias pandillas callejeras asesinas. La cinta hace gala de una risible estética, que ya estaba algo pasada de moda en su tiempo y una carencia de sentido narrativo que la convierte en algo hilarante. El filme está protagonizado por Mark Gregory (que ganó gran popularidad con la saga Thunder), Vic Morrow (Humanoides del abismo) y otro habitual del cine transalpino de aquella época, Fred Williamson (Vigilante). A pesar de lo cochambroso de la producción, 1990. Los guerreros del Bronx tuvo dos secuelas: una de ellas oficial y dirigida por el propio Castellari, Fuga del Bronx, y otra no oficial en manos del legandario realizador porno Joe D’Amato, Bronx: Lucha Final.
'Exceso de equipaje' (1997), de Marco Brambilla
El éxito de Amor a quemarropa, de Tony Scott y con guion de Quentin Tarantino, y la estética nihilista de Asesinos natos, de Oliver Stone, marcaron a fuego a la denominada Generación X en los 90, y la fórmula 'road movie' con chico y chica con pintas de alternativos hizo bastante fortuna, con resultados pasables (Kalifornia, con Brad Pitt y Juliette Lewis) y otros más cuestionables: Chris O'Donell y Drew Barrymore salieron al paso en Mad Love (1995), pero no se puede decir lo mismo de Alicia Silverstone y Benicio del Toro (tal cual lo lees) en Exceso de equipaje. Ella interpreta a una chica pija que decide simular su propio secuestro para llamar la atención de su padre (sí, suena loco pero nosotros no somos los responsables de ese guion) y él, es un ratero que pasaba por ahí y que acaba robando el coche llevándosela en el maletero. El amor brota inmediatamente entre esta dama y este vagabundo al primer derrape, aunque, sinceramente, a esa relación le falta mucha, mucha gasolina.
'Blues Brothers 2000 (El ritmo continúa)' (1998), de John Landis
La década de los 80 arrancaba a toda velocidad con una gran 'road movie' musical firmada por John Landis y protagonizada por dos icónicos hombres de azul, los Blues Brothers, o lo que es lo mismo, John Belushi y Dan Aykroyd, el duo nacido de los sketches del Saturday Night Live setentero. Granujas a todo ritmo nos formó en la escuela del R&B y de los coches clásicos, y, vista hoy, es una rareza tan loca que cuesta imaginar cómo llegaron a rodarla. Por eso, cuando hacia el final de los 90 John Landis quiso volver a repetir jugada con Blues Brothers 2000 (El ritmo continúa) a casi nadie le hizo demasiada gracia. Era literalmente imposible repetir la hazaña sin el carisma de John Belushi, quien falleció en 1982 por sobredosis; y, además, muchas cosas ya habían cambiado. Comenzando por la propia historia de esta secuela, una 'road movie' con poca alma, con el pie siempre pendiente del freno.
'Crossroads' (2002), de Tamra Davis
Para hablar de Crossroads (Hasta el final) hay que empezar situándose en el tiempo. En concreto, a principios de los 2000. Britney Spears era una de las cantantes más importantes del panorama musical. Incluso se ganó el apodo de La princesa del pop. Y, precisamente a principios de esa década, fue cuando Britney Spears protagonizó la película que nos ocupa en estos momentos. ¿Cómo no iba a funcionar un filme con su nombre en el cartel? Seguro que se preguntaron los ejecutivos de la industria cinematográfica cuando hablaban en sus reuniones de este proyecto. Pues no lo hizo. Dirigida por Tamra Davis, quien luego se colocaría detrás de las cámaras de algunos capítulos de series como Dead to Me, Future Man, Anatomía de Grey, Younger y Crazy Ex-Girlfriend; Crossroads (Hasta el final) es una ‘buddy movie’ que sigue la historia de Lucy, Kit y Mimi. Estas tres amigas de la infancia han crecido y cada una lo ha hecho de forma diferente. Lucy es una estudiante ejemplar, Kit es la más popular del instituto y Mimi se ha quedado embarazada. A pesar de sus diferencias, las tres se van de viaje a Los Ángeles para cumplir sus sueños junto a un joven llamado Ben. Puede que te sorprenda descubrir -o recordar si viste en su día esta película- que Mimi está interpretada por Taryn Manning, Tiffany ‘Pennsatucky’ Doggett en Orange Is The New Black. Pero espera, que la cosa no termina ahí. Zoe Saldana, sí, la Gamora del Universo Cinematogáfico de Marvel; fue la encargada de dar vida a Kit. El resto del reparto también tiene unos cuantos nombres conocidos. Es el caso de Dan Aykroyd, Kim Cattrall, Justin Long e incluso Jamie Lynn Spears, la hermana pequeña de Spears. La película, que cuenta con algunos temas bastante conocidos de la cantante, recaudó 61 millones de dólares en todo el mundo. En serio. Echa un vistacito al tráiler. Cada momento te sorprenderá más que el anterior.
'Cerdos salvajes' (2007), de Walt Becker
Llámalo crisis de los 40 o de la masculinidad, crisis sobre dos ruedas o conflicto en la carretera secundaria. Lo mires como lo mires no hay manera de entender cómo demonios se llegó a Cerdos salvajes, suerte de parodia para papis de Los ángeles del infierno (1966), de Roger Corman, y Easy Rider (1969), de Dennis Hopper, protagonizada por John Travolta, Martin Lawrence, Tim Allen y William H. Macy como una cuadrilla de colegas de la universidad que se lanzan a la carretera para dejar atrás sus problemas cotidianos como adultos. El hábito no hace al monje del mismo modo que una chaqueta de cuero no te transforma en motero, nos dice esta comedia con poca gracia, pero ni siquiera el inevitable choque con la realidad eleva el pulso alicaído de una 'road movie' en tiempo muerto.
'Ex posados' (2010), de Andy Tennant
Ex posados es una de esas 'road movies' que te hacen echar de menos más que nunca los viejos tiempos, o al menos las antiguas y, digamos, más auténticas 'road movies'. Andy Tennant, que venía de rodar la cinta Como locos… a por el oro, se encarga de dirigir esta cinta que cuenta con Jennifer Aniston (Criminales en el mar) y Gerard Butler (Objetivo: Washington D.C.) como protagonistas. Más que una 'road movie', Ex posados es una comedia romántica enmarcada en este género. Incluso el filme Somos los Miller, protagonizado por Aniston, podría pasar mejor por este filtro. La historia sigue a Milo, un cazarrecompensas que debe encontrar a su ex mujer Nicole y llevarla de vuelta a prisión, ya que ha violado la libertad condicional para embarcarse en una peligrosa investigación para uno de sus nuevos reportajes. Entre parada y parada, ambos protagonistas vivirán disparatadas situaciones que les alejará aún más, si cabe, de su propósito final.
